Visitar el desierto de Merzouga desde Marrakech, es uno de los planes más comunes y apetecidos al estar Marruecos. Esta es mi experiencia.
EL DESIERTO DE MERZOUGA
Para entrar un poco en contexto, Merzouga es una población ubicada a casi 600km de distancia de Marrakech. El desierto en realidad se llama Erg Chebbi, pero por la cercanía que tiene a la población, se le conoce como el desierto de Merzouga.
Tiene una extensión de 22km de largo, por 5km de ancho, y sus dunas alcanzan un tamaño increíble de hasta 150 metros de alto.
Hace parte del gran desierto del Sahara, que es el desierto cálido más grande del mundo, similar en tamaño al área que comprenden países como Estados Unidos o China.
Cubre la mayor parte de Africa del norte, desde el Mar Rojo, hasta el Océano Atlántico.
Finalmente, después de tanto desearlo, llegaría a ese lugar tan lejano que aparecía solo en las películas!
RECORRIDO AL DESIERTO DE MERZOUGA DESDE MARRAKECH
Para llegar al desierto de Merzouga desde Marrakech debíamos madrugar. A las ocho de la mañana ya estaba lista para encontrarme con el grupo con el que iba a emprender este viaje de dos noches, tres días, y mi guía de Viajeros por Marruecos.
Empezaríamos atravesando el Atlas, la cadena montañosa que no solo está en Marruecos sino en Algeria y Túnez, y que divide la zona norte, es decir la costa Atlántica y Mediterránea, con el desierto del Sahara.
Curvas interminables dentro de una montaña árida y rocosa, con pequeños pueblos bereberes color rojizo de vez en cuando, adornando el paisaje como un pesebre.
Nuestra primera parada sería allí mismo, en la parte alta de la montaña, en un mirador a la orilla de la carretera, desde donde se podía ver ese gran paisaje. Increíble!
Un par de horas más tarde almorzaríamos en un restaurante típico, en donde disfrutaríamos del típico cous cous y tajine Marroquí, para finalizar con un buen té de menta.
Desde allí caminaríamos hasta el Ksar Ait Ben Haddou, localizado en la provincia de Ouarzazate y que desde 1987 se declaró Patrimonio de la humanidad de la UNESCO.
Básicamente es una especie de villa fortificada compuesta por varias kasbahs. Estas son estructuras cuadradas con torres en cada esquina, hechas a base de adobe, es decir una mezcla entre arcilla, piedra y paja. Se conserva así desde el siglo XVII aproximadamente.
Allí se han rodado infinidad de películas y series, entre las que están Gladiador, Game of Thrones y clásicos como Ali Baba y los 40 ladrones e Indiana Jones.
Hoy en día a pesar de que el lugar no está habitado, está muy bien conservado y por la afluencia de turistas hay bastante comercio de artesanías.
Nuevamente en marcha, nos dirigiríamos a nuestro primer alojamiento en el Cañón del Dades. Comida exquisita y un hotel súper confortable en el cual hubiera querido poder pasar una noche extra solo para relajarme en su piscina y admirar el paisaje:)
Cabe aclarar que las distancias al desierto de Merzouga desde Marrakech no son cortas, pero el paisaje es muy interesante, y se puede entender bastante bien la forma de vida en esta zona del país. Además el transporte en el que íbamos era bastante cómodo y las personas a cargo muy amables.
A la mañana siguiente, estaríamos partiendo luego del desayuno a nuestro destino final: el desierto de Merzouga.
Atravesaríamos el cañón del Dades como tal. Nuevamente una carretera curvilínea, y en la parte baja, el río que lleva el mismo nombre del cañón. Unos minutos para la foto y continuaríamos con el viaje.
Lo bueno de viajar así, es que tuvimos la oportunidad de hacer varias paradas por la ruta para ver los bonitos paisajes y disfrutar de ellos.
El valle de Toudra fue la siguiente parada. Una zona muy verde llena de palmeras, en el medio del desierto. También se pueden divisar al fondo otros Kasbahs.
Más adelante, la Garganta de Toudra, la parte más angosta del cañón, por donde pasa el mismo rio que habíamos visto antes desde arriba. Desde allí se ve la magnitud de los acantilados, que llegan a medir hasta 100 metros de altura.
Esta sería la última parada antes de llegar al desierto de Merzouga.
Un poco antes del atardecer, llegábamos al desierto. Allí nos estaban esperando los dromedarios y también había un grupo de niños muy curiosos por los nuevos turistas que llegaban.
La van llevaría el equipaje al campamento, mientras nosotros atravesábamos las dunas sobre el lomo de estos animales, y veíamos el sol caer. Una experiencia bastante diferente y bonita.
Puede causar un poco de miedo al principio, porque estos son animales grandes, a los que hay que montar cuando están agachados, y se levantan cuando uno está ya encima. Se siente como si uno fuera a caerse, pero solo hay que agarrarse duro en ese momento y relajarse. Ellos van lento y además son halados por un guia bereber que va a pie. Así que no hay mucho riesgo.
Eso sí es recomendable ir con ropa cómoda y saber con anticipación que el olor con el que va a quedar la misma es algo fuerte. Pero eso le da más legitimidad a la experiencia 🙂
Unos 45 minutos después, estábamos llegando a nuestro campamento en medio del desierto. Por supuesto nos daban la bienvenida con té y frutos secos.
El campamento estaba compuesto por haimas puestas en forma de herradura y en la mitad, un tapete rojo que conducía al centro de reunión.
Este es el tipo de viviendas típicas en las que viven los bereberes en medio del desierto; y aunque las de los turistas son más lujosas, se tiene la oportunidad de vivir la experiencia de dormir en una de ellas en mitad del desierto.
Mi haima era espectacular. Tenía una cama doble gigante y dos pequeñas. Además contaba con baño privado y ducha. Muy bonito y conveniente.
Una vez me acomodé, me fui a hablar con los chicos del campamento y algunos de los huéspedes. Fumamos narguila y luego tomamos la cena. Nuevamente una comida típica deliciosa y abundante. Tajine, ensalada, frutas y té.
Luego llegaría la hora de la música. Todos los chicos usando su traje típico bereber, con túnicas y algunos con turbantes en la cabeza, empezarían a animar la noche al son de los tambores.
A proposito, los bereber son los habitantes del desierto. Aunque ellos también suelen denominarse imazighen. Significa hombres libres.
Todos rodeábamos una hoguera que por momentos se convirtió en pista de baile. También tuvimos la oportunidad de tocar los instrumentos. Yo tomé mi tambor sin dudarlo un segundo 🙂
Para cerrar la noche con broche de oro, fuimos a lo alto de las dunas para ver un cielo repleto de estrellas en el que de vez en cuando se veía una fugaz que nos alegraba a todos.
La arena del desierto es la mejor. Es suave, delgada y un poco fría pero solo lo suficiente para ser el lugar perfecto para recostarse. Y lo mejor de todo es que no se queda en la ropa ni en la piel.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano para ver el amanecer. Un sol gigante que poco a poco hacía su aparición entre las dunas de arena. Mágico!
También tuvimos la oportunidad de hacer sand boarding, aunque lamentablemente en esta ocasión no alcancé a hacerlo, ya que debía irme un poco antes que el resto del grupo, ya que ellos iban de vuelta para Marrakech, y yo iría a un nuevo destino.
Disfruté de mi desayuno, y me llevaron al terminal de transportes a tomar mi carro con destino a la siguiente ciudad que quería descubrir: Fez!
PARA TENER EN CUENTA
*Para ir al desierto del Sahara desde Marrakech hay dos opciones si se toma un tour:
1. Una sola noche. En este caso se va al desierto de Zagora y no al de Merzouga. Queda a 350km de Marrakech. Es más árido y rocoso, y por ende no tiene muchas dunas, aun así si se dispone de poco tiempo es una buena opción para conocer el desierto.
2. Dos noches, que es el de mi experiencia. El desierto al que se va es el de Merzouga (Erg Chebbi). Queda a 570km de Marrakech y en este se pueden ver las bonitas dunas de arena. Mi recomendación es hacer la experiencia completa.
* Aunque se puede ahorrar un poco de dinero yendo en bus hasta el desierto de Merzouga desde Marrakech, no recomiendo esta opción porque no se puede hacer ninguna de las paradas antes descritas, y la frecuencia en los buses no es alta, con lo cual se pierde bastante tiempo.
Hay que ir a la población como tal primero, y desde allí buscar alojamiento ya sea en el pueblo, o en algún campamento.
* Es importante también verificar en dónde está ubicado el campamento, ya que muchos están a pocos metros de la carretera o de las poblaciones y no en medio del desierto, por lo que hay que caminar bastante para ver las dunas.
* Como hay tanta oferta de alojamiento, es vital ver las recomendaciones de quienes ya hayan ido y ver las fotos del lugar. Hay muchos lugares que no son tan bonitos ni cómodos, y con un precio alto por la calidad ofrecida.
Por esta razón recomiendo a Viajeros por Marruecos, quienes tienen un servicio impecable y a un muy buen precio
Para reservar con ellos, se puede a través de su Página web, de su Facebook o directamente por su whatsapp +212 – 676 – 237833
Ellos ofrecen el tour al desierto de Merzouga desde Marrakech y también desde Fez de ser el caso.
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Addi
muy intresente y muchas gracias por el information
somosviajeras
Muchas gracias a ti por leer 🙂